sin buscar respuestas ni tejer conclusiones, Eduardo Londner nos sumerge en un sueño que tiene las características intrínsecas de un despertar. Ingresar en lo desconocido, recorrer emociones en conflicto, descubrir que estamos totalmente perdidos para terminar entregándonos a la experiencia de fluir con las corrientes de un mar que contiene a todos los seres. Estamos viviendo una aventura que tal vez no tenga final.