Un breve ensayo sobre la condición femenina, que se ha convertido en un ícono de la literatura del siglo XX. "No hay marca en la pared para medir la precisa estatura de las mujeres. No hay medidas... que determinen las condiciones de una buena madre o el cariño de una hija, la fidelidad de una hermana o la capacidad de una ama de llaves", comenta Woolf. Un cuarto propio es un elegante ensayo que ya en 1929 ponía sobre la mesa temas de indudable vigencia como la dependencia económica de la mujer con respecto al hombre, el cuidado de una familia y la figura de la mujer como musa inspiradora del artista pero con poca presencia en la práctica de la creatividad.
Invitada por dos universidades de mujeres, en octubre de 1928, para hablar sobre las mujeres y la ficción, Virginia Woolf preparó una verdadera clase magistral sobre desigualdad de género y de clase. La autora dialoga con libros que va sacando de la biblioteca, con la intención de encontrar allí cuál pudo haber sido la razón por la que las bibliotecas no cuentan con autoras mujeres sino hasta el siglo XVIII. Virginia cuestiona, interroga, acusa, concede a veces, y descubre, quizás hasta con algún asombro, la verdad: si las mujeres no habían tenido un espacio dentro de la Historia, si las mujeres no habían tenido un lugar de igualdad en los espacios de educación formal y de formación y desarrollo artístico e intelectual, era porque siempre habían sido oprimidas por un mundo regido íntegramente por varones. Frente a este descubrimiento, muy significativo para un 1928 de entreguerras, cuestiona su propio lugar de privilegio y se pregunta: ¿por qué yo puedo escribir libremente?, ¿por qué puedo dedicarme a la escritura? Y se responde: porque cuento con 500 libras anuales y un cuarto propio.
160 págs. / 14 x 21 cm
Encuadernación rústica
ISBN: 978-987-718-654-3